Cuando el sol se esconde en Ibiza

En Ibiza se contemplan las puestas de sol más bellas del Mediterráneo. Un acontecimiento que ocurre cada día, pero que en esta isla se convierte en un evento que convoca a miles de personas. Ses Variades, en Sant Antoni, alumbró el ‘chill out’ para acompañar la armonía del ocaso. Actualmente, este tipo de música es conocida en todo el mundo, pero en la zona de Ses Variades los mejores dj´s continúan ensayando nuevos ritmos y siguen emocionando al público en el instante mágico en el que el sol se esconde entre los islotes de poniente y miles de corazones estallan en un gran aplauso.

En Platges de Compte el protagonismo sólo le pertenece al paisaje; a un horizonte de aguas cristalinas salpicado de islas que el sol cubre con un manto de luz anaranjada. La arena blanca, la espuma y los últimos destellos invitan a despedir el día con un baño en el mar o tomando un cóctel en la orilla.

Frente a la grandiosidad de Es Vedrà, el crepúsculo se convierte en una experiencia más íntima. El abrupto acantilado, la omnipresencia del islote, la tranquilidad de las aguas y la soledad del entorno convierten el atardecer en un recuerdo inolvidable.

En Benirrás la vivencia es compartida con el sonido de los tambores. Muchas familias, parejas o amigos contemplan la ceremonia de cortejo entre el sol y el Cap Bernat, hasta que el astro se deja mecer por el compás de las olas y desaparece. Los tambores celebran con emoción la secuencia.

Cuando el sol se esconde asoma otra faceta de Ibiza. El ambiente nocturno de la isla no tiene parangón. Sus discotecas son conocidas en todo el mundo porque están en la vanguardia musical desde hace más de tres décadas.
Pero la noche tiene otros ambientes: en la calle de la Virgen, con un público mayoritariamente gay; en la zona portuaria del barrio de La Marina, con bares y restaurantes para todos los gustos, o en la Plaza de Vila, donde una cena o una copa se convierten en un recuerdo memorable por el impacto de la muralla renacentista, bajo un manto de estrellas.

Además, en todos y cada uno de los pequeños pueblos de la isla hay rincones románticos y encantadores, como en Santa Gertrudis, donde puedes cenar un delicioso bocadillo, tomar una copa o ir de compras al filo de la medianoche. En Sant Josep, la majestuosidad de la iglesia acompaña la velada antes de tomar un cóctel con música en directo en el jardín cercano o acudir a pintorescos bares de carretera decorados con haimas y muebles exóticos a cielo abierto. La oferta nocturna de Sant Antoni arranca en el mismo momento en que se pone el sol y continúa en la zona de bares de todos los ambientes que bordean el paseo marítimo y la bahía. En Santa Eulária, el puerto deportivo brinda una atmósfera familiar que combina cena, copas y compras casi hasta la medianoche en verano. Sant Joan combina restaurantes tradicionales en un ambiente rural y propuestas más innovadoras.

La oferta de ocio es extraordinaria en toda la isla: en bares pequeños de carretera o en discotecas, en las terrazas más bulliciosas o en los rincones más románticos frente al mar… la noche de Ibiza es tan seductora como cada persona pueda desear.